Queridos Papás:
Ésta es una carta dedicada a ustedes, un reconocimiento por su labor y por su forma de vivir.
Son las personas más valientes, también es de reconocer que no son del todo entendidos por su labor diaria con los ángeles en su hogar. Pero aprovechemos este mes que conmemora el amor y hagamos un apartado por el amor que tienen a sus hijos.
Siempre se ha podido observar en la literatura tanto americana, oriental y de varios géneros como el drama, la fantasía e incluso la comedia que toda meta está guiada por un sendero. Un sendero que se caracteriza por estar lleno de obstáculos, de aventuras, dificultades y, que como conclusión final dan una alta satisfacción, y reafirman la importancia de luchar por la vida, reafirman que el “picante y esencia” de la vida radica en enfrentar y afrontar dichos obstáculos para obtener un objetivo particular.
Quiero contemplar varios de éstos obstáculos en nuestra vida: Primero, contemplando el sendero que vivimos, en algunos momentos deseamos que dicho sendero sea una autopista, totalmente recta, de fácil alcance a nuestro objetivo, sin embargo; los senderos (y sobretodo en Colombia) se caracterizan por ser parecidos como la vía de Pescadero a San Gil con múltiples curvas, de subidas y bajadas, con huecos, peligrosa en algunos puntos. Ahora bien, viéndolo desde otra perspectiva, no nos damos cuenta que este camino (de Pescadero a San Gil) tiene una característica de mayor relevancia todavía, y es que contiene uno de los paisajes más imponentes de mundo como lo es el Cañón del Chicamocha.
Ahora, nuevamente retomo la analogía para que la contemplemos en nuestras vidas con nuestros hijos, que a veces deseamos y contemplamos una sociedad que nos induce a una “normalidad” a una perfección totalmente distorsionada, tal y como lo podemos soñar en nuestro sendero como una autopista, de fácil acceso, sin paisaje alguno, lúgubre , rápido y de fácil alcance; pero definitivamente nuestra realidad es otra, es un sendero serpenteado de varios riesgos, alegrías , tristezas, dificultades al no conseguir lo que desea en el tiempo que se desea, no entendiendo la justicia y más aún, no entendiendo porque se quebranta con tanta facilidad, puliendo los valores día a día con los retos que se presentan.
Finalmente, lo interesante con la analogía no radica en que al final del sendero se encuentra la felicidad como lo contemplan los libros de superación (algunos claro está), lo interesante con la analogía es que muchas veces no nos damos cuenta que la vida es el propio sendero, que la vida misma radica en los altibajos, en los miedos, la rabia, la alegría, en ese sendero tan irregular que sin darnos cuenta caemos en el riesgo de no contemplar lo maravilloso de lo que está a nuestro lado de ese paisaje que atravesamos.
Pero ese sendero no se da por sí mismo, existe otro elemento de nuestra metáfora para poder vivenciarlo, y es contemplar ¡cómo la atravesamos!. Algunas personas cuentan con la “suerte” de tener el camino en avión, otras un automóvil , otras personas cuentan con una bicicleta para atravesar este camino, quizás otras lo tienen que atravesar o su motor radica caminando , y quiero que piensen en lo siguiente: “¿se dan cuenta que entre más rápido sea el medio para ir por el camino , menos tiempo tienen para contemplar el paisaje con el que se rodean?” , pues muy bien, exactamente pasa lo mismo con la vida, entre más picante, entre más obstáculos se presenten en la vida, da la oportunidad de gozar más el logro que lo contiene.
Ésta es una invitación para ustedes padres a no decaer en la lucha diaria, a contemplar a sus hijos como aquel elemento que les permite ver su vida con los más apreciados “paisajes” de su vida, una invitación a que no desistan de luchar por los derechos de sus hijos, que luchen por su salud, por su educación y que proyecten la vida de ellos a futuro.
Les deseo mucha prosperidad y fuerza en su camino.
Sergio Andrés Lara Cortés
Coordinador Programa ABA -Asopormen